Son las alteraciones de los músculos, ligamentos y tejido conectivo del suelo pélvico, que ocurren cuando estos se lesionan o debilitan. El embarazo y el parto contribuyen notablemente a la debilidad del suelo pélvico, junto con el aumento de peso y la edad avanzada.
Una mecánica corporal inadecuada o respiración deficiente también pueden contribuir a que los músculos del suelo pélvico se muestren descoordinados, tensos o débiles.
A menudo los trastornos del suelo pélvico se asocian con la incontinencia urinaria, la disminución de la excitación sexual y el dolor durante las relaciones sexuales.
¿Cómo se pueden prevenir los trastornos del suelo pélvico?
El conocimiento de la función de las estructuras del suelo pélvico, conocer cómo se activan los músculos para una contracción efectiva, son de gran ayuda para prevenir estos trastornos. La solución rápida para evitar disfunciones del suelo pélvico es mantenerlo fuerte y ágil. Mientras el suelo pélvico sea fuerte y los músculos se activen adecuadamente, todo irá bien.
Uno de los primeros síntomas pueden ser pequeñas pérdidas de orina al estornudar o reír. Esto es indicativo de que la función de cierre del suelo pélvico no funciona bien.
Debes fortalecer el suelo pélvico para mejorar tu control de los esfínteres urinario y anal. Fortalecer el suelo pélvico con la ayuda y retroalimentación adecuada es la mejor forma de mantener tu salud pélvica.
Ejercicios de KEGEL
Aprender a hacer el ejercicio de Kegel es de suma importancia para mejorar tus músculos del piso pélvico.
- Contraer los músculos del suelo pélvico: Se debe de hacer con ´´Eficacia´´ porque si aprietas los músculos equivocados, es poco probable que entrenes los músculos que se deben. El ejercicio lo debes realizar como si intentaras detener el flujo de orina, manteniendo todos los demás músculos relajados, en particular los abdominales, los muslos y las nalgas.
- Relajar los músculos del suelo pélvico. Soltar cualquier tensión en los músculos del suelo pélvico para permitir que descansen y que se alarguen.
- Los buenos resultados se consiguen con una contracción fuerte, pero los músculos del suelo pélvico se fatigan con bastante rapidez. Por lo tanto, deberás tener periodos de relajación de tus músculos, para prepararlos y descansarlos para la siguiente contracción.
- Añadir la respiración a la ecuación.
Como puedes ver en el gráfico el suelo pélvico actúa como un segundo diafragma.
Cuando inhalas, el diafragma y el suelo pélvico bajan y la pared abdominal sale. Esto permite que la presión intraabdominal aumente como consecuencia de la inhalación.
Y cuando exhalas, el diafragma y el suelo pélvico suben, y la pared abdominal entra.
Debes contraer los músculos del suelo pélvico al exhalar y relajarlos al inhalar.
Combina todo para conseguir un KEGEL perfecto
- Respira un poco, relajando completamente la pelvis y soltando todas las tensiones.
- En la exhalación, cierre desde atrás, como si bloquearas el viento. (gas)
- Relájese profundamente en la siguiente inhalación.
- En la siguiente exhalación, vuelva a cerrar desde atrás e intente llevar la sensación hacia delante, como si estuviera deteniendo el flujo de orina.
- Relájese profundamente en la siguiente inhalación.
Frecuencia de entrenamiento
Se recomienda un régimen de entrenamiento semanal de al menos cinco sesiones de 10 minutos por semana.
Dado que los músculos del suelo pélvico se fatigan con bastante rapidez, la calidad de la contracción de Kegel puede ser difícil de mantener en sesiones prolongadas. Por lo tanto, es preferible realizar varias sesiones de poco tiempo, en lugar de una sola sesión por más de 30 minutos.
¡Animate a inciar!
Hemos preparado una serie de videos que pueden apoyarte a comprender mejor este tipo de ejercicios